Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Área de Adultos: Acción Católica

 

PRESENTACIÓN                                                                                                                       

 

I. LA PARROQUIA, SER Y MISIÓN                                                                                         

 

1. ¿Qué es la Parroquia?                                                                                                         

 

2. La Parroquia, fuente de la aldea                                                                                         

 

3. La Parroquia, célula viva de la Iglesia particular.                                                               

 

4. La Parroquia, casa abierta para todos                                                                                 

 

5. La Parroquia, lugar de humanización                                                                    

 

PRESENTACIÓN

 

Desde hace algunos años en la Acción Católica Española (ACE) tenemos como objetivo prioritario de nuestro quehacer la puesta en marcha de la Acción Católica General para "alentar el dinamismo misionero de nuestras parroquias". Ésta es una colaboración pedida por la Conferencia Episcopal en el año 1991 [[1]].

 

El reto más importante al que se enfrenta hoy la Parroquia -como reconociera el Congreso de Parroquia Evangelizadora celebrado en 1988- es el paso de una pastoral de cristiandad a una pastoral de misión. La Parroquia necesita renovarse para impulsar una acción propiamente misionera y un compromiso transformador y humanizador.

 

Es evidente y enriquecedora la creciente incorporación de los laicos a las tareas de la comunidad parroquial de forma cada vez más corresponsable. Pero esta participación contrasta con la falta de una presencia evangelizadora y un compromiso transformador de los laicos en la vida pública [[2]]. La tarea primera e inmediata del laico no es la institución y desarrollo de la comunidad eclesial. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo de la política, de lo social, de la economía, de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación, del amor y de la educación, del trabajo profesional, del sufrimiento [[3]]...

 

Esta realidad nos ha hecho entender que la pastoral general de la Iglesia, impulsada de ordinario desde las parroquias, constituye un reto al que la AC debe responder desde su propia identidad. Por eso hemos decidido impulsar la Acción Católica General (ACG), para que los laicos vinculados a la vida parroquial se formen como militantes cristianos capaces de evangelizar los diferentes ambientes siendo, al mismo tiempo, constructores de la propia comunidad parroquial. La misión de la ACG es:

 

* Dar respuesta evangelizadora y misionera a las realidades y ámbitos de la vida social en el territorio de la parroquia y procurar una presencia militante en ellos;

* Impulsar en las parroquias un laicado adulto y consciente, evangelizador, misionero y militante;

* Contribuir a la edificación de la Parroquia como verdadera comunidad cristiana, que escucha y proclama la palabra, celebra los sacramentos, y en particular la Eucaristía, y está comprometida en la humanización de la sociedad animando la participación y corresponsabilidad de sus miembros en los diversos órganos de la parroquia -especialmente en el Consejo pastoral- y la apertura de toda la comunidad a los problemas de su entorno;

* Hacer de la Parroquia lugar de acogida, hogar cálido y fuente refrescante -como la “fuente de la aldea”- que acompaña siempre a los laicos cuya vocación y misión promueve y forma permanentemente. [[4]]

 

Para lograr estos objetivos, los Movimientos de ACG: Junior, Jóvenes y Adultos, animados y apoyados por los demás Movimientos de AC, nos estamos esforzando en alumbrar una ACG capaz de ayudar a la Parroquia a situarse ante el gran desafío de la evangelización hoy.

 

Teniendo, pues, en el horizonte la renovación misionera que precisan nuestras comunidades parroquiales, con esta reflexión pretendemos profundizar en lo que es y significa la Parroquia en la vida y misión de la Iglesia, y descubrir la complementariedad que puede y debe darse entre la ACG y la Parroquia. En definitiva, lo que deseamos es acrecentar nuestro amor a la parroquia y reforzar nuestro empeño en servirla.

 

Hacemos nuestras las palabras que el Papa Juan Pablo II dirigió en abril de 2002 a la AC italiana y que nos sirven de aliento en este servicio que la ACG española quiere prestar a la parroquia:

 

“Deseo en primer lugar daros las gracias por vuestro amor a la Iglesia, que la fe os permite percibir como vuestra familia. Gracias por vuestro compromiso en la vida ordinaria de las comunidades parroquiales. Sé que "estáis ahí", incluso cuando vuestra presencia prefiere mezclarse discretamente con el Pueblo de Dios en el servicio humilde y diario. Que este servicio eclesial vuestro jamás se reduzca a mero activismo, sino que sea signo concreto de la compasión con que el Señor se inclina sobre el sufrimiento de los pobres y pide a cada uno que abra el corazón a los dramas de quienes se encuentran sumidos en dificultades.

Seguid construyendo en el seno del Pueblo de Dios vínculos de comunión y diálogo: en los Consejos Pastorales, en las relaciones con los sacerdotes y con los demás grupos y movimientos. Tanto más apreciado resultará vuestro servicio cuanto en mayor medida reveléis de forma apacible y serena el rostro maduro de un laicado abierto y propositivo.

Con vistas a ello, importa forjar auténticas conciencias cristianas mediante una formación dirigida a jóvenes y adultos, a muchachos y ancianos, a familias y adolescentes. A este propósito, deseo dirigir unas palabras de especial aprecio a todos aquellos que en Acción Católica desempeñan el servicio educativo, comprometiéndose a acompañar a las personas con la enseñanza y la escucha, con la comprensión y con el apoyo de la exhortación y del ejemplo.” [[5]]

 


 

I.- LA PARROQUIA, SER Y MISION [[6]]

 

"Es la parroquia CASA DE LA COMUNIDAD CRISTIANA a la que se pertenece por la gracia del santo Bautismo; es ESCUELA DE SANTIDAD de todos los cristianos, incluso para los que no se adhieren a determinados movimientos eclesiales o no cultivan espiritualidades específicas; es TALLER DE LA FE en el que se transmiten los elementos básicos de la tradición católica; es PALENQUE DE LA FORMACIÓN en el que se educa en la fe y se inicia en la misión apostólica." [[7]]

 

1          ¿QUÉ ES LA PARROQUIA?

 

La parroquia sigue teniendo hoy una misión importante como cauce activo y evangelizador de la Iglesia, por la cual ésta puede llegar a los hombres y mujeres concretos. La parroquia es como una realización en pequeño del misterio de la Iglesia que otorga la posibilidad de tomar conciencia de la pertenencia activa al Pueblo de Dios [[8]].

Podemos distinguir para su estudio cuatro planos: el histórico, el canónico, el sociológico y el teológico-místico, que conjuntamente nos ofrecen un concepto adecuado de la parroquia.

 

PLANO HISTÓRICO

El origen de la parroquia depende de las comunidades locales. Cristo ha dado a su Iglesia no una existencia abstracta, sino la forma concreta de unas comunidades vivientes, que vienen a ser como la encarnación mística o realización local de la misma. Estas comunidades están integradas por miembros congregados por la Palabra de Dios, que celebran la Eucaristía y viven fraternalmente esperando la vuelta del Señor. "Paroikía" es una palabra griega que manifiesta esa espera y esa conciencia de peregrinación como ciudadanos en tierra extraña.

Esta comunidad peregrina era inicialmente la del obispo; pero después se destacan otros lugares donde se celebra la Eucaristía, que hace surgir nuevas comunidades tanto en la ciudad como, finalmente, en el campo. Todas ellas, en perfecta unión, eran como células en el tejido orgánico de la única comunidad: la Iglesia particular, presidida por el obispo. Es una siembra de comunidades de distinto estilo, que surgen como brotes expansivos de la fecundidad del cristianismo.

 

PLANO CANÓNICO

El Código de Derecho Canónico anterior al Concilio Vaticano II, en su canon 216, definía la parroquia como "una porción del territorio diocesano, con su iglesia especial, pueblo determinado y rector propio, que tiene la cura de almas de aquel pueblo en aquel territorio". El nuevo Código de 1983, en su canon 515, ofrece la siguiente noción de parroquia: 'La parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo diocesano, se encomienda a un párroco, como su pastor propio".

 

PLANO SOCIOLÓGICOS

La Parroquia está íntimamente ligada a las estructuras sociales que la rodean. Las profundas transformaciones de estas estructuras plantean a la parroquia serios interrogantes que exigen nuevas soluciones y tareas.

La parroquia debe tener en cuenta los cambios culturales y sociales para irse modelando según esos cambios e ir planificando su acción de una manera inteligente y adaptada.

Pero la parroquia no se agota en los condicionamientos sociológicos de una comunidad meramente humana; es, en su profundidad última, una comunidad mística que pide la luz de la teología.

 

PLANO TEOLÓGICO-MÍSTICO

Con ser importantes los anteriores planos, se puede afirmar que éste es el fundamental. Sin embargo, conviene advertir que la parroquia se hace objeto de reflexión teológica por su relación con la diócesis y con la Iglesia. El Concilio la llama célula de la diócesis [[9]] y, "teniendo en cuenta que el magisterio de los papas la han llamado también célula de la Iglesia, podemos intentar una descripción de la parroquia desde este ángulo teológico-místico: La parroquia, como célula de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, integrada en la diócesis, es una comunidad de bautizados presidida por el párroco que celebra unánime la Eucaristía, da testimonio de Cristo y vive su caridad en todas las dimensiones de la vida humana hasta que Él venga-. [[10]]

 

2.         LA PARROQUIA, FUENTE DE LA ALDEA

 

La "fuente de la aldea", llamada así por el papa Beato Juan XXIII, no es solamente una imagen bella, serena y en cierto sentido idílica, sino que nos recuerda que la parroquia tiene capacidad para convertir el espacio humano en el que está inserta en espacio agradable y fecundo, favoreciendo el máximo de apertura y disponibilidad de la parroquia para quien quiera recorrer sus caminos, aunque sea de paso y por períodos breves.

 

Para la presencia evangelizadora de la Iglesia, tanto en la cultura rural como en la urbana, tiene especial importancia la comunidad parroquial.

 

La parroquia toca aspectos muy profundos de la cultura y de la sociedad que afectan a lo más hondo de la vida de las personas. Es polo de acción misionera en la medida en que tiende a reunir en la unidad y recibe su dinamismo de la comunión trinitaria y de la Eucaristía. En nuestra vida social, en la que la soledad y la incomunicación constituyen a la vez un drama y una tentación, la parroquia puede promover el respeto mutuo, la acogida, la comunicación que expresa la comunión en la fe, en la esperanza y en el amor. Tiene la parroquia un fuerte valor simbólico y es una de las manifestaciones más importantes del rostro de la Iglesia.

 

Recordemos, en este sentido, las palabras del Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica, "Christifideles laici'', referidas a la parroquia:

a) "La comunión eclesial, aún conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expresión más visible e inmediata en la parroquia. Ella es la última localización de la Iglesia; es en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas.

b) Es necesario que todos volvamos a descubrir, por la fe, el verdadero rostro de la parroquia; o sea, el "misterio" mismo de la Iglesia presente y operante en ella... la parroquia no es principalmente una estructura, un territorio, un edificio; ella es "la familia de Dios como una fraternidad animada por el Espíritu de unidad", es "una casa de familia fraterna y acogedora", es la "comunidad de los fieles". En definitiva, la parroquia está fundada sobre una realidad teológica porque ella es una comunidad eucarística. Esto significa que es una comunidad idónea para celebrar la Eucaristía, en la que se encuentra la raíz viva de su edificación y el vínculo sacramental de su existir en plena comunión con toda la Iglesia. Tal idoneidad radica en el hecho de ser la parroquia una comunidad de fe y una comunidad orgánica, es decir, constituida por los ministros ordenados y por los demás cristianos, en la que el párroco -que representa al Obispo diocesano- es el vínculo jerárquico con toda la iglesia particular.

c) Ciertamente es inmensa la tarea que ha de realizar la Iglesia en nuestros días; y para llevarla a cabo no basta la parroquia sola... En efecto, son necesarios muchos lugares y formas de presencia y de acción para poder llevar la palabra y la gracia del evangelio a las múltiples y variadas condiciones de vida de los hombres de hoy. Igualmente, otras muchas funciones de irradiación religiosa y de apostolado de ambiente en el campo cultural, social, educativo, profesional, etc. no pueden tener como centro o punto de partida la parroquia. Y sin embargo, también en nuestros días la parroquia está conociendo una época nueva y prometedora... La antigua y venerada estructura de la parroquia tiene una misión indispensable y de gran actualidad, a ella corresponde crear la primera comunidad del pueblo cristiano; iniciar y congregar al pueblo en la normal expresión de la vida litúrgica; conservar y reavivar la fe en la gente de hoy, suministrarle la doctrina salvadora de Cristo; practicar en el sentimiento y en las obras la caridad sencilla de la obras buenas y fraternas". [[11]]

d) "Los fieles laicos deben estar cada vez más convencidos del particular significado que asume el compromiso apostólico en su parroquia". Es de nuevo el Concilio quien lo pone de relieve autorizadamente: "La parroquia ofrece un ejemplo luminoso de apostolado comunitario, fundiendo en la unidad todas las diferencias humanas que allí se dan e insertándolas en la universalidad de la Iglesia. Los laicos han de habituarse a trabajar en la parroquia en íntima unión con su sacerdotes, a exponer a la comunidad eclesial sus problemas y los del mundo y las cuestiones que se refieren a la salvación de los hombres, para que sean examinados y resueltos con la colaboración de todos; a dar, según sus propias posibilidades, su personal contribución en las iniciativas apostólicas y misioneras de su propia familia eclesiástica".

e) "En las circunstancias actuales, los fieles laicos pueden y deben prestar una gran ayuda al crecimiento de una auténtica comunión eclesial en sus respectivas parroquias y en dar vida al afán misionero dirigido a los no creyentes y hacia los mismos creyentes que han abandonado o limitado la práctica de la vida cristiana.

Si la parroquia es la Iglesia que se encuentra entre las casas de los hombres, ella vive y obra entonces profundamente injertada en la sociedad humana e íntimamente solidaria con sus aspiraciones y dramas. A menudo el contexto social, sobre todo en ciertos países y ambientes, está sacudido violentamente por fuerzas de disgregación y deshumanización. El hombre se encuentra perdido y desorientado; pero en su corazón permanece siempre el deseo de poder experimentar y cultivar unas relaciones más fraternas y humanas. La respuesta a este deseo puede encontrarse en la parroquia, cuando ésta, con la participación viva de los fieles laicos, permanece fiel a su originaria vocación y misión: ser en el mundo el "lugar" de la comunión de los creyentes y, a la vez, "signo e instrumento" de la común vocación a la comunión; en una palabra ser la casa abierta a todos y al servicio de todos, o, como prefería llamarla el Papa Juan XXIII, ser la fuente de la aldea a la que todos acuden para calmar la sed." [[12]]

 

3.         LA PARROQUIA, CÉLULA VIVA DE LA IGLESIA PARTICULAR

 

"La parroquia es una célula viva de la Iglesia particular, en ella viven los cristianos la comunión de fe, de culto y de misión con la Iglesia diocesana y, a través de ésta, con todo el cuerpo de las Iglesias" (VP 29). Ya el Concilio había destacado la comunidad parroquial entre las diversas comunidades pastorales: "Como no le es posible al obispo, siempre y en todas partes, presidir personalmente en su Iglesia a toda la grey, debe por necesidad erigir diversas comunidades de fieles. Entre ellas sobresalen las parroquias, distribuidas localmente bajo un pastor que hace las veces del obispo, ya que, de alguna manera, representa a la Iglesia visible establecida por todo el orbe" (SC 42). El término "sobresale" nos indica que la parroquia es una comunidad específica con rasgos propios, rasgos que el mismo Concilio apunta en otro documento: "La parroquia presenta un modelo clarísimo de apostolado comunitario, reduciendo a la unidad todas las diversidades humanas que en ella se encuentran e insertándolas en la Iglesia Universal (AA 10)".

 

"... La parroquia es una unidad pastoral de primer orden. En ella aparece eminentemente la dimensión local, concreta y cercana de la eclesialidad. Presidida por un presbítero que asiste al obispo como colaborador, es una realización legítima de la Iglesia. Nos parece que la territorialidad de la parroquia, aunque con la flexibilidad oportuna, conserva su importancia. Esta territorialidad favorece la visibilidad de la Iglesia, su carácter público, la continuidad de la misma, la apertura a todos y a todas las situaciones humano-religiosas. La parroquia puede ser la matriz de grupos diversos y de pequeñas comunidades que la vida de la Iglesia reclame y el servicio de los hombres aconseje. La Eucaristía dominical de la parroquia es la suprema realización de esa agrupación local de cristianos. Por supuesto, habrá servicios que rebasen los límites parroquiales para ser fecundos en su especificidad". [[13]]

 

4.         LA PARROQUIA, CASA ABIERTA PARA TODOS

 

La Conferencia Episcopal Española en su Plan Pastoral 2002-2005, se refiere a la parroquia de la siguiente forma:

"Entre las comunidades de fieles destacan las Parroquias, porque en cierto modo representan a la Iglesia visible establecida por todo el mundo y ofrecen un modelo preclaro de apostolado comunitario al congregar en la unidad todas las diversidades humanas que en ellas se encuentran. La Parroquia es un lugar privilegiado de transmisión y celebración de la fe y de experiencia de comunión. Ella constituye el entramado básico de la vida de cada Iglesia, donde los fieles pueden encontrar cauces naturales de participación eclesial. Esta institución, nacida en los primeros tiempos de la Iglesia, está llamada a continuar ejerciendo su influjo benéfico en este nuevo siglo, como comunidad de comunidades y casa abierta para todos inserta 'junto a las casas' de los vecinos y con espíritu misionero. En esta línea se orienta la renovación que se está poniendo en marcha en los Planes de Pastoral y Sínodos diocesanos, atentos a las nuevas situaciones de movilidad social, concentración urbana y despoblación rural". [[14]]

 

5.         LA PARROQUIA, LUGAR DE HUMANIZACIÓN

 

"El evangelio sigue dando sus frutos en las comunidades parroquiales, en las personas consagradas, en las asociaciones de laicos, en los grupos de oración y apostolado, en muchas comunidades juveniles, ... Todavía hoy en Europa, tanto en los Países postcomunistas como en Occidente, la parroquia, si bien necesita una renovación constante, sigue conservando y ejerciendo su misión indispensable y de gran actualidad en el ámbito pastoral y eclesial. Es capaz de ofrecer a los fieles un espacio para el ejercicio efectivo de la vida cristiana y es lugar también de auténtica humanización y socialización, tanto en un contexto de dispersión y anonimato, propio de las grandes ciudades modernas, como en zonas rurales de escasa población.

Al mismo tiempo, mientras expreso junto a los Padres sinodales mi gran estima por la presencia y la acción de muchas asociaciones y organizaciones apostólicas y, en particular, de la Acción Católica, deseo hacer notar la contribución específica que, en comunión con las otras realidades eclesiales y nunca de manera aislada, pueden ofrecer los nuevos movimientos y las nuevas comunidades eclesiales. [[15]]

 

 

 

PARA TRABAJAR ESTE CAPITULO

 

1. VALORACIÓN DEL CONTENIDO.

2. CÓMO VIVIMOS LO QUE NOS PLANTEA-PROPONE EL DOCUMENTO, EN ESTE CAPÍTULO.

3. POR DÓNDE HEMOS DE AVANZAR.

4. QUÉ PASOS PODEMOS DAR.


 


 

[1] CLIM. 125

[2] ChL. 2

[3] EN. 70, LG 31, GS 43, ChL 23

[4] LA ACCIÓN CATÓLICA ESPAÑOLA. Documentos. Federación de Movimientos de ACE. 1996. Pág.66-67.

[5] ECCLESIA, n2 3.101; 18 mayo 2002,- pág. 29/733

[6] Seguimos en este apartado las siguientes fuentes:

• “Parroquia y Laicado”, José Delicado Baeza, Ediciones ACE, 1969

• "Christifideles Laici'', Juan Pablo II, 1988

• 'Congreso Parroquia Evangelizadora". Edice 1989.

• "Una Iglesia Esperanzada. ¡Mar adentro!". Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española 2002-2005.

• "Eclesia en Europa".

[7] Parroquia y AC. Mensaje de Juan Pablo II a los consiliarios de ACI. el 19-1-03.

[8] SC 42, AA 30

[9] .AA 10

[10] DELICADO BAEZA, o.c. pág. 12

[11] ChL, 26

[12] Idem, 27

[13] Congreso PARROQUIA EVANGELIZADORA, pág. 110.

[14] Plan Pastoral de la CEE 2002-2005. Nº 48.

[15] Ecclesia en Europa. Nº 15-16.

 

 

  

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