Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

Inicio

Indice

 

 

Campamento Jóvenes 2002

 

DÍA 8 DE AGOSTO

TEMA:  HEDONISMO Y SEXUALIDAD

LUGAR:  Este día se dedicará al descenso del Rio Sella en Canoa. Recordar que esta actividad no está incluida en el precio del campamento

 

8:30h Levantarse

 

9:00h Oración

 

9:30h Desayuno

 

10:00h Arreglo de tiendas y Servicios

 

11:00h Descenso del río Sella

 

Comida en el descenso

 

19:00h Llegada al campamento, descanso y duchas

 

20:00h Reunión

 

SENTIDO CRISTIANO DE LA SEXUALIDAD

 

1.      La visión de la sexualidad

 

El paradigma de la sexualidad se nos presenta revestido de múltiples versiones. Algunas de estas versiones enfocan la sexualidad preferentemente  a partir de las categorías propias de las ciencias naturales, (sexo seguro, higiene, enfermedades, riesgos...) otras por el contrario, pretenden ser más sensibles a la realidad de la persona humana y se sirven del lenguaje y las categorías propias del personalismo.

La facultad sexual del hombre debe ser integrada en el conjunto de sus otras facultades, y su uso requiere una perspectiva equilibrada en el contexto de toda la personalidad humana.

Forman parte de la sexualidad humana, como aspectos fundamentales e inseparables, la faceta afectiva –sentimientos, sonrisa, ternura, gestos, la faceta cognitiva- amistad, complementariedad, conversación, compañerismo. El placer – resorte vital que anima a la realización sexual por encima de otros reclamos, tan numerosos en la actualidad y la procreación que es el objetivo primordial de la naturaleza.

Una adecuada antropología de la sexualidad consiste en ver que el sexo forma parte de la naturaleza humana. El respeto al ser humano comporta necesariamente el respeto al sexo. Este no puede tratarse inhumanamente como un instrumento de usar y tirar, ni como mera fuente de placer, ni como mero medio exclusivamente reproductor.

 

2.      La sexualidad light.

     Se habla mucho de uniones sentimentales, pero muy poco del AMOR, de modo que a cualquier relación superficial y pasajera le llamamos “amor”. Sin embargo en muchas relaciones sexuales hay de todo menos “amor auténtico”.

En estos casos, el otro es un OBJETO de placer. No se busca el bien del otro, sólo el goce con él. Esto no es un amor verdadero, porque se UTILIZA e instrumentaliza AL OTRO  para nuestra propia satisfacción de forma egoísta. No hay un encuentro verdadero entre un YO  y un TU. Así estamos viviendo una sociedad en la que el CONSUMO DEL SEXO nos aleja del encuentro amoroso.

El otro no tiene importancia como persona, sólo como físico. Esta relación es pobre, superficial, débil e insignificante. SE oyen demasiado frases como: “Esto lo hace mucha gente “, “La vida está hoy así”, “ Son los tiempos que corren”. La relación se desvirtúa.

De este modo, lo que se consigue SIN ESFUERZO Y SIN COMPROMISO  no se aprecia, pierde su valor y a la larga hasta pierde su atractivo. La sexualidad sin amor auténtico conduce a un vacío gradual que desemboca en una actitud DESCOMPROMETIDA.

Y así se llega a UN AMOR DE REBAJAS, barato, ligero, sin contenido, pasajero, “LIGHT”  que se lleva a cabo de forma primaria ante la primera oportunidad que surge. A ello contribuyen los medios de comunicación. Se idolatra el sexo que es servido “en bandeja” (luego llega el matrimonio y con él el desengaño). Sexo en el que no hay amor, sólo placer y disfrute, diversión y juego caprichoso. Pero SEXO y AMOR NO SON LO MISMOS, aunque la sociedad se empeñe en convencer de que eso es así y a pesar de todo lo que nos digan, están interrelacionados.

Si alguien decía que “Amor es sentirse inclinado a alegrarse en la perfección y el bien del otro, en su felicidad, es transmitir afectividad”, la relación sexual light no ayuda a la MADURACIÓN  de la personalidad. (Pornografía, revistas, teléfonos eróticos... no tienen nada que ver con el fin amoroso)

La sexualidad light NO HACE  mas dueño de uno mismo, ni mejora la personalidad, ni hace al hombree más comprensivo y humano. Sólo le conduce a una DESHUMANIZACIÓN. Se CONFUNDE LA LIBERTAD CON ÉL “TODO VALE”, Una sociedad que no es capaz de criticar esto debilita sus bases morales y deforma los comportamientos humanos que sólo se mueven por instintos y con un sentido muy materialista.

           

3.       La sexualidad no “light”

El hombre no llega a ser sí mismo más que en  el encuentro con el otro. Por esto podemos decir que la persona es ante todo relación, y esta relación no se cumple verdaderamente más que cuando es don para el otro.

Es desde esta perspectiva desde la que deberemos entender la sexualidad como la que viene a jugar un papel decisivo en el encuentro con el otro. La condición sexual del hombre establece una coloración especial o una variación cualitativa en su dialogo interpersonal. Toda relación con el “otro” es una relación matizada por el tono de lo sexual mucho más amplio que lo “genital”.

    

            Por este motivo, la sexualidad humana no puede explicarse únicamente al nivel puramente biológico, sino que está abierto a una instancia superior al  hombre (biológicamente no es el peso hormonal sino el sistema nerviosos central el que juega el papel decisivo)por lo que debemos  afirmar que en el hombre la sexualidad es mucho más que la genitalidad y la procreatividad. No es realidad estática que se nos da definitivamente, sino que debemos madurarla hasta que sea una fuerza integrada desde una vivencia consciente y tranquila del impulso y del comportamiento sexual.

 

     Es la  sexualidad la que lleva en el hombre el deseo de ir hacia el otro: el encanto, el encuentro, el impulso, el amor, la transmisión de la vida. Podríamos decir que es la forma más hermosa y profunda de expresarse, desde todo mis ser, desde lo más intimo, es una forma de expresión única en donde toda mi existencia, todo mi “yo” queda englobado. La influencia del dualismo griego y del neoplatonismo ha hecho que se desligue mi cuerpo de mi ser, creyendo que puedo entregar mi cuerpo sin entregarme “yo”. ¿de verdad creemos esto?

 

  El cuerpo humano con su sexualidad, con sus genitales, es la inscripción corporal de la diferencia y  la diversidad, tiene en sí mismo un carácter esponsal. El cuerpo del otro se descubre como complementariedad y como portador de una vida que siento vibrar en él, pero que queda fuera de mi poder. De esta manera el ejercicio de la sexualidad (también de la genitalidad) debe ser una llamada a la no-posesividad y a la generosidad que lleva a tratar al otro como un fin y no como un medio...

 

Es necesario que al descubrir la genitalidad como una forma de expresión  única, tengamos en cuenta que a la supererotización de la sociedad hemos de añadir: la liberación, la independencia, y hasta la suficiencia económica, que sumado al adelanto de la pubertad, la prolongación de la juventud, y el retraso del matrimonio por razones socioeconómicas y de estudio, hace que se prolongue el noviazgo o no se de, y por lo tanto que exista una tensión tremenda hacia la relación sexual.

     Ante este hecho, nos encontramos con diversas argumentaciones sobre la licitud o ilicitud de las relación sexuales prematrimoniales. Como todo en la vida, pero especialmente la sexualidad por su radical importancia en la vida del hombre, es: asumida, dignificada y entendida desde Jesucristo de una manera radicalmente distinta a como “el mundo” la entiende y como uno está dispuesto a vivirlo.

     Esto en otros casos se entiende rápidamente: Cuando hablamos del dinero, sin un encuentro personal con Jesús que trasforme, no se puede entender el “da todo el dinero a los pobres y sígueme”  , “acaso los pájaros del campo cosechan... no te preocupes porque comerás o porque vestirás...”. Cuando hablamos de la relación con los demás, sin un encuentro personal con Jesús como vivir el “ si te pegan en una mejilla, pon la otra”, “ama a tus enemigos”, ¿Como entender las bienaventuranzas  más allá de un encuentro con Jesús? ¿cómo vivirlas, si no como un camino de santidad que desde nuestras limitaciones y la fuerza de la gracia vamos avanzando?....

 

Los argumentos que creemos decisivos nacen de estas dos preguntas: La relación sexual fuera del matrimonio, entendido no como “papeleo” si no como sacramento de amor en donde se nos posibilita por la gracia a vivir el ser signos del amor de Dios a su Iglesia, que se concreta en una entrega total y definitiva  ¿puede ser expresión auténtica de un amor total y definitivo?. ¿Pueden tener los novios una vinculación interpersonal suficiente para mantener una comunidad sexual auténtica?

La intimidad de ser don para el otro, se abre a una relación que participa del mismo amor de la Trinidad, a la entrega  de sí mismo. La relación sexual matrimonial participa del ser Trinitario, padre y madre, se abren a una tercera persona que nace fruto de su amor; en donde el placer que nace de un amor que se entrega con totalidad, debe entenderse como una gran experiencia mística, total, plenificante.

El ejercicio de la sexualidad esta cargado de un compromiso y de una promesa que van más allá del sentimiento y del placer. Entregarse corporalmente significa decirle al otro: “Me entrego con todo lo que soy” Te amo”, o lo que es lo mismo. “Estoy dispuesto a ayudarte en el desarrollo de lo mejor de ti mismo.”

Por eso hacer el amor significa “construir el amor”. Es la vía de los esposos que tratan de hacerse presentes hasta con sus cuerpos. Es la forma más importante de crear un lazo profundo del que tenemos necesidad para ser capaces de compartir toda nuestra vida.

Por ello no puede ser un acto aislado de la relación, sino un medio más de comunicación, de crecer en el amor... dicen los sexólogos que el preámbulo del coito comienza cuando al levantarse por la mañana uno se entrega al otro, con su disponibilidad, alegría, ... de lo contrario ni siquiera el coito en sí, tendrá sentido, ¿me entregaré sexualmente cuando no me entrego personalmente?, ¿Estaré pendiente en la cama cuando no lo estoy en la vida?.

Hacer de la actitud  sexual una construcción del amor es un arte de auténtica espiritualidad, es decir, una puesta en acción profunda del sí del uno al otro, en cuerpo y alma. Es necesario hacer de la relación sexual una construcción del amor, ya que es el medio más poderoso para contrarrestar el egoísmo.

 

Por último debemos tener en cuenta que es necesario no tener una visión idealista de nuestra sexualidad, ya que está, como todo en el hombre, está tocada por el pecado... es la paradoja de la desnudez del Paraíso. La sexualidad no se vive como don, sino como intento de aplacar mis necesidades: faltas de reciprocidad, ausencia de respeto, amistades rotas, infidelidades, esclavitud del instinto,...

Ante esto podemos caer en la tentación de medir la sexualidad desde nuestra posibilidad, ajustando el listón a nuestra medida, con miedo a descubrir la grandeza a la que se nos llama (este es el caso de los que nunca se confiesan de pecados sexuales ¡son ángeles!. Piensan ante su debilidad que no es pecado, que no tiene importancia.).

  O por el contrario ante la dificultad de vivir la sexualidad como se nos propone, podemos amargarnos, frustramos, señalar la sexualidad como negativa y no vivirla en toda su grandeza. (Estos viven con mucho dolor la confesión: o constantemente se confiesan de cualquier pecado relacionado con el sexo como si fuera El pecado, o por miedo, vergüenza... nunca se atreven a confesar sus pecados sexuales, dejándoles un sabor a engaño en cada confesión).

 

Como creyentes debemos por lo tanto descubrir qué es la sexualidad como don de Dios, cual es la grandeza a la que se nos llama, y a la vez reconocer nuestra incapacidad para vivir sin la ayuda del Espíritu esta donación total al otro sin buscarme a mí mismo.

La sexualidad como todo en la vida debe vivirse desde la mística, desde el reconocimiento de mi debilidad y la petición constante al Padre de vivir según su proyecto.  Dios llamó a la libertad a su pueblo en Egipto, le confirió su Ley después de que el pueblo hubiera experimentado la liberación.  La ley de Dios quiere liberarnos, no esclavizarnos.           

    

     Es importante ante esto descubrir como vamos viviendo nuestra sexualidad como cristianos, ya que muchas veces nos las damos de “modernos” pero esto nos pesa más de lo que creemos: ¿Vamos integrando nuestra sexualidad?, ¿Cómo vivimos la llamada a la santidad y nuestras limitaciones?. ¿Realmente en qué afecta nuestra fe  a la integración de la sexualidad en nuestra vida? (represión, liberación, indiferencia, ....)

     La sexualidad queramos o no es punto y aparte, hasta ahora hemos hablado de nuestro tiempo libre, de nuestras motivaciones, dinero... pero de nuestra sexualidad ¿podemos hablar sin trivializar ni generalizar? Ya veremos.

 

21:30h  Cena

 

22:30h Actividad     Velada

 

00:00h Oración

 

00:30h Silencio

 

 

Inicio

Indice