Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

Inicio

Indice

 

 

Charlas 2003-04: Tema I: El Evangelio según S. Lucas, Conocemos

 

CONOCEMOS

           

El evangelio de Lucas es uno de los evangelios que gozan de una fuerte popularidad. El Jesús que fascina a muchos de nosotros por su humanidad, en la que se revela la misericordia del Padre, es en gran parte el Jesús que Lucas presenta; los temas espirituales predilectos de Lucas son capaces de señalar todo un itinerario de vida cristiana. Seguramente conocemos de este evangelio muchos más pasajes que de cualquier otro: los relatos de la infancia de Jesús (anunciación a María, nacimiento de Jesús, presentación en el templo...), las parábolas (el hijo pródigo, el buen samaritano, el fariseo y el publicano...), los encuentros de Jesús con las personas (Zaqueo, los discípulos de Emaús, el buen ladrón...), la predilección de Jesús por los pequeños, los pobres, los niños, los pecadores, el papel tan importante que desempeñan las mujeres, etc. Además, es uno de los evangelistas que más peso ha tenido en la construcción del año litúrgico (fiestas de Navidad, Candelaria, Pascua, Ascensión, Pentecostés...). Y es el evangelio que nos servirá como guía durante los domingos del próximo año litúrgico. Vamos a estudiar algunos pasajes de este evangelio durante este curso. Lo iniciamos hoy con una introducción a todo el evangelio.

 

1. ¿Quién es Lucas?

           

No sabemos con exactitud quién fue el autor del tercer evangelio. La tradición cristiana lo atribuye a Lucas desde finales del siglo II (San Ireneo). Lucas fue uno de los compañeros de Pablo: éste lo nombra en tres ocasiones (Col 4,14; Flm 24; 2Tim 4,11). Según Col 4,10-11, Lucas no es judío y se le da el título de “médico querido”.

 

Lucas viviría en la provincia romana de Acaya, que, geográficamente, se sitúa en el sur de Grecia. Algún misionero cristiano, tal vez Pablo o algún discípulo suyo, le anunciaría la buena noticia del Evangelio de Jesús. Ante este anuncio, Lucas se siente seducido por Cristo y se decide a seguirlo; ha encontrado lo único que es importante descubrir en la existencia humana: Cristo es el único Señor de la vida.

 

Una vez incorporado a la comunidad cristiana, Lucas se propone escribir un evangelio. Lucas no se propone realizar una descripción ni una biografía de Jesús. Lucas cuenta a sus condiscípulos una experiencia de fe: “He descubierto que Cristo es el Señor, y quiero anunciaros que tan sólo Él libera”. El Evangelio no se estudia para conocer mejor a Jesús o para conocer más datos referentes a su persona; se estudia para seguir a Cristo mejor; y siguiéndolo mejor es como se lo conoce con detenimiento.

 

2. ¿Cómo redacta Lucas su evangelio?

           

Los comentaristas afirman que el texto de Lucas se escribió entre los años 80-90. Hacía ya bastante tiempo que había transcurrido la vida pública de Jesús. Y Lucas no podía inventarse los datos de la historia de Jesús. Por eso necesitó informarse bien antes de proceder a la redacción del texto. Así lo dice el mismo Lucas en el prólogo de su obra (1,1-4): “Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros... he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden...”.

 

            Lucas dispone de numerosos elementos: la experiencia de su fe, la integración en una comunidad cristiana concreta, numerosos datos sobre la persona de Jesús que ha recogido en diversos ambientes, y finalmente una inmensa cultura. Con todos estos elementos se propone escribir una gran obra teológica. En ella explicará la salvación que Dios, a lo largo de la historia, ha ido revelando a todos los hombres. La historia, desde la perspectiva de Lucas, no es una pura sucesión de acontecimientos, sino el espacio donde se realiza el plan de Dios. Este plan consiste en salvar a los hombres, y por eso la historia puede entenderse como una historia de salvación. Esta gran obra de Lucas podemos dividirla en tres grandes bloques:

 

a) El tiempo de Israel

Dios nos ha hablado desde siempre. El Antiguo Testamento nos relata la historia de la relación de Dios con los hombres antes de la llegada de Jesús. La época de Israel corresponde al tiempo de las promesas proclamadas por Dios en el AT. Este período de la revelación de Dios lo resume Lucas en la genealogía de Jesús (Lc 3,23-28).

 

b) El tiempo de Jesús

El tiempo de Jesús es, para el pensamiento cristiano, el centro del tiempo y de la Historia. Este tiempo nos lo describe Lucas a lo largo de los veinticuatro capítulos de su evangelio. En Jesús hallan cumplimiento la profecía del AT y todas las esperanzas de la humanidad.

 

c) El tiempo de la Iglesia

La cultura y la pretensión teológica de Lucas son muy amplias. No se limita a escribir un solo libro, su evangelio. Escribe además otra obra, Los Hechos de los Apóstoles, que es continuación del mismo Evangelio. En él nos narra el tiempo de la Iglesia, el período en que la Palabra de Dios, gracias a la predicación de los apóstoles, se extiende por todo el mundo: desde Jerusalén hasta Roma y desde la Ciudad Eterna a los confines de la Tierra. Estas dos obras, que formaban una unidad, se separaron cuando los cristianos desearon disponer de los cuatro evangelios en un mismo códice, tal vez antes del año 150.

 

            Toda la obra de Lucas gira, por tanto, alrededor de Jesús. El A.T. prepara su venida. En el Evangelio se cumple la promesa. En el tiempo de la Iglesia se expande la Palabra de Jesús hasta los confines de la Tierra.

 

3. Estructura del evangelio según Lucas

           

Atendiendo a la opinión de algunos comentaristas, el Evangelio de Lucas se divide en tres grandes apartados:

 

a) Anuncio del reino a todo Israel empezando por Galilea (4,14-9,50)

Describe la actividad de Jesús en Galilea. A través de sus palabras y acciones el misterio de su persona se va desvelando a Israel. Aunque muchos lo rechazan, algunos deciden seguirlo como discípulos.

 

b) El gran viaje de Jesús a Jerusalén (9,51-19,28)

Constituye el centro del evangelio. Encontramos una extensa catequesis sobre diversos aspectos de la vida cristiana. Jesús se dirige a sus discípulos en el camino que conduce a la cruz, preparándolos para que vivan y anuncien el evangelio después de la Pascua.

 

c) La narración de la Pasión y la Resurrección de Jesús (19,29-25-43)

Contiene el relato de la pasión y la resurrección de Jesús. Desde el punto de vista de Lucas, este es el momento central de la historia de la salvación: hacia él tiende el tiempo de Israel y de Jesús, y de él nace el tiempo de la Iglesia.

 

 

Estos tres grandes bloques van precedidos de dos fragmentos a modo de preludio: Los relatos de la infancia de Jesús (1,5-2,52) y la predicación de Juan Bautista y las tentaciones de Jesús en el desierto (3.1-4,13). Son como un gran díptico en el que Lucas va colocando en paralelo la infancia y la primera actividad de Juan Bautista y de Jesús para destacar la superioridad de Jesús y el paso del tiempo de Israel (Juan) al tiempo de Jesús.

 

4. La persona de Jesús en el evangelio de Lucas

           

Lucas nos muestra a Jesús como el Señor. Lucas afirma que Cristo es el verdadero Señor. El único en quien vale la pena creer, el único que salva; el único que en la situación desesperada de la vida puede dar sentido a la existencia.

 

            Jesús es el Señor que salva y libera. Aparece aquí un segundo aspecto de Jesús: Él es el Salvador. Pero su salvación no se realiza desde el poder ni desde el tener, ni tampoco desde la apariencia deslumbrante. Jesús es el Señor que salva actuando desde la misericordia y la ternura con los pobres y los débiles.

 

            La misericordia, a diferencia de la lástima, es la capacidad de entregar algo de mí mismo a la pobreza del corazón del hermano para que éste crezca en humanidad. Así es como actúa siempre Jesús: al corazón pobre de la pecadora, Jesús le entrega el perdón; a la mirada deshecha de Pedro en las negaciones, Jesús la llena con el consuelo; el sufrimiento desesperado del buen ladrón en la cruz el Señor lo colma con la certeza del reino.

 

            Cristo, el Señor, que libera desde la misericordia, se caracteriza, especialmente en este evangelio, por una actitud constante de plegaria: el contacto permanente y fiel con el Padre. En los momentos cruciales de su vida el evangelio nos muestra a Jesús en actitud de profunda oración.

 

            Destaca también en este evangelio la relación del Espíritu con la persona de Jesús: es el hombre del Espíritu

 

5. Actitudes para comprender desde la fe el evangelio de la misericordia de Dios

           

Dos personajes del evangelio de Lucas, Teófilo y María, que son ejemplo para la comprensión de la salvación que Jesús nos otorga.

 

a) Teófilo

 

Teófilo significa en griego “amigo de Dios”. Lucas sitúa a Teófilo al inicio de su evangelio (1,1-4) y en el comienzo del libro de los Hechos (1,1-5). El nombre de “Teófilo” adquiere una fuerte connotación religiosa. Para comprender el evangelio es necesaria la actitud interior de desear ser “amigo de Dios”. “Ser amigo de Dios” no es otra cosa sino seguir a Jesús cargando con la cruz de cada día. Sólo desde ese seguimiento radical de Jesús puede conocerse el verdadero rostro de Cristo.

 

El Evangelio de Jesús no es nada si no significa el todo en la vida. El estudio del Evangelio que no implica una vida de oración y una constante práctica de la misericordia llevando la cruz de cada día, se convierte en un aprendizaje de “datos” sobre Jesús que, a la larga, vacían nuestra vida de la auténtica existencia a la que está llamada.

 

b) María

María es el ejemplo de la humildad y la pobreza necesarias para captar el sentido profundo del Evangelio. Humilde es aquella persona que sabe mirarse a sí mismo, a los demás y a las cosas, como realmente son, y no como le gustaría a él que fueran. Humilde es aquel que, mirándose a sí mismo, no tiene miedo de su persona y sabe discernir qué es aquello de lo cual ha de convertirse y qué es aquello en lo que debe aceptarse.

 

Sólo la verdadera humildad permite el desapego de las riquezas y la opción por los pobres. Aquel que no es humilde tiene necesidad de apegarse a muchas cosas para poder vivir, y esas cosas hacen difícil la opción por el reino de los cielos.

 

María y Teófilo nos han mostrado las virtudes imprescindibles para vivir el Evangelio: la amistad con Dios, la humildad y la opción por los pobres. Sin estas tres actitudes el Evangelio deja de ser “Buena Nueva” y se convierte en una obra más de las que se editaron en el siglo I referida a un destacado personaje histórico. Con estas actitudes vamos a acercarnos al evangelio de Lucas. Solamente eso podrá hacernos comprender nuestro relato como “Buena Nueva”.

 

REFLEXIONAMOS

 

Como hemos visto, el “Evangelio” es “Buena Noticia” en el sentido de que quien lo lee con los ojos de la fe y lo entiende, encuentra en él la misma fuerza transformadora de Dios, capaz de cambiar radicalmente nuestra vida. No es una simple información sobre la vida de Jesús; quiere llegar a lo más profundo de nuestra existencia y transformarla. Eso fue el Evangelio para Lucas y para tantos cristianos a lo largo de la historia.

 

            El descubrimiento de que Dios tiene un rostro de misericordia y que ese rostro se manifiesta en Jesús que salva y libera ha supuesto un cambio radical para muchos hombres y mujeres, que se han visto impulsados a compartir con otros esta gran novedad.

 

            Acercarse al Evangelio con ojos nuevos y con las actitudes de desear ser amigo de Dios, de la humildad y la opción por los pobres nos permitirá redescubrir la ilusión de seguir a Jesús y de aprender de Él, de ponernos en camino tras Él y de realizar la experiencia de ser sus discípulos.

 

            He ahí el reto que se nos propone este curso, un reto ilusionante que puede no sólo cambiar nuestra existencia, sino la de nuestra comunidad parroquial.

 

 

Inicio

Indice