Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Capítulo II: La Configuración de una Cristiandad Barroca (Siglos XVII-XIX)

III- INSTITUCIONES PARROQUIALES ADMINISTRADAS POR LAICOS

3.3- Cofradías

Las cofradías son asociaciones laicas constituidas dentro del marco eclesial, con unas determinadas finalidades encaminadas a asegurar la celebración de determinados actos de culto a su patrón o titular, y también respecto a sus cofrades. Las cofradías, como tales asociaciones, tienen sus orígenes en la Edad Media, pero alcanzan su época de desarrollo en época postridentina dentro del marco de una piedad barroca.

Generalmente estan dedicadas a alguna advocación, inscritas en alguna parroquia, y poseen un centro de culto propio como un altar de un templo, una capilla, una ermita, etc. Para su constitución en muchos casos es preceptiva la autorización mediante una bula o breve de la institución eclesiástica que posea la titularidad de la cofradía. Tal es el caso de la cofradía del Santísimo Sacramento, y de Nuestra Señora del Rosario, cuyo titular era la orden de los Dominicos. Esto, sin embargo, no era un requisito indispensable previo a la fundación de la cofradía, ya que en la mayoría de casos los breves se otrogan posteriormente a este acto. Una vez reunidos estos trámites se otorgaba la aprobación canónica del ordinario diocesano, casi siempre coincidiendo con un acto de visita pastoral realizada a la parroquia donde esta se adscribe. Según el derecho canónico, estas instituciones podían tener un patrimonio propio que quedaba claramente diferenciado de los bienes del clero.

La normas fundamentales por la cuales se rigen las cofradías aparecen en los estatutos. Estos documentos generalmente nos aportan referencias interesantes tales como los nombres de quienes tomaron la inciciativa de fundar la cofradía, causas que influyeron en su fundación, elección de cargos y su duración, sucesión de los mismos, funcionamiento económico, formas de entrada en la cofradía y condiciones, relaciones cofradía-socio, etc.. Desgraciadamente no se ha conservado niguno de los estatutos de las cofradías existentes en la parroquia, por lo que poco podemos conocer respecto a su funcionamiento. Este queda reflejado también en el llamado libro de la cofradía, donde suelen indicarse las altas y bajas de los cofrades, clavarios, cuentas, etc. Documentalmente sabemos de la conservación de este tipo de fuentes en el siglo XVIII por lo que respecta a la ya desaparecidas cofradías de la Soledad y de la Asunción. En la actualidad tan sólo conservamos el libro de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, que comienza a partir del siglo XIX. Metodológicamente no es válida la comparación de cofradías de poblaciones vecinas con las de nuestra localidad pues, aunque tengan la misma advocación, no tienen por que coincidir exactamente los estatutos, nada más que en los puntos esenciales.

Se constata en muchas parroquias el hecho de que, de la diversidad de cofradías existentes, se pase a la presencia de unas pocas, bien por su desaparición, o bién porque se refunden con la creación de otras nuevas. En el caso de la parroquia de Torrent, la cofradía de Nuestra Señora del Rosario recoge la tradición histórica de la cofradía de Nuestra Señora de los Desamparados.

Dos cofradías actuaron en esta etapa como símbolo de la nueva religiosidad postridentina: la del Rosario, y la del Santísimo Sacramento, también conocida popularmente con el nombre de la Minerva, cuyas devociones fueron propagadas por la Orden de Predicadores. En el caso de Torrent observamos este hecho claramente. Existía en el siglo XVI la cofradía de la Soledad, y en el siglo XVII tenemos noticias de la cofradía de la Asunción, pero estas serían eclipsadas con la institución de estas dos nuevas devociones dominicas.

Ya en la tardía fecha de 1807 tenemos referencias de la existencia de una cofradía de la Buena Muerte. En el capítulo parroquial celebrado el 10 de noviembre se acordó "que en la fiesta de la cofadría de la Buena Muerte, se pagasen quatro libras por la missa cantada con tercia solemne, y dos libras por la hora en la tarde, a petisión de los mismos cofadres de dicha cofadría, y esto se entiende sin el gasto de cera ni el sermón, que queda a cargo de la referida cofadría". Sin embargo ya no hemos podido obtener nuevas noticias, por lo que ignoramos cual era su organización, sus fines, y sus actividades cultuales.

3.3.1- Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad

La primera referencia que hemos hallado data del año 1597. El 23 de abril los jurados de Torrent, en nombre del lugar, hicieron donación a los frailes franciscanos de la ermita de Nuestra Señora de Monte-Sión, lugar donde se celebraban algunas fiestas, entre ellas las de la Virgen de la Soledad, con la condición de que estas continuaran conmemorándose:

"... de la propria manera que en ans de dita donació y concessió feyen y acostumaven de fer en coses tocants a dita confraria de dita Soletat, y fer dir y celebrar les misses que se acostumaven dir y celebrar de dita Soletat de la manera que ans de la present donació y concessió se acostumaven de fer dir y celebrar...".

Los libros del racional conservados en el archivo parroquial que abarcan el marco cronológico del siglo XVII no contienen ninguna referencia acerca de la existencia de la cofradía, o sobre la celebración del culto votivo a esta invocación mariana. Este hecho nos hace plantear algunas hipótesis como la desaparición de la cofradía ya en el año 1616, o que los actos votivos no aparezcan expresamente indicados al estar incluidos dentro de las celebraciones de la semana santa.

Hacia mediados del siglo XVIII tenemos nuevas noticias que nos confirman su desaparición: "Antiguamente havía cofadría de Nuestra Señora de la Soledad cuio libro se guarda en el archivo del lugar".

3.3.2- Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción

Aunque se desconoce la fecha exacta de su fundación, sabemos que ya existía en el año 1616, pues en el libro del racional del mismo año leemos que el 8 de septiembre se celebra una "...dobla de Nostra Señora per la comfraria", costumbre que se repite en 1619: "A 8 de setembre dobla per los confrares de Nostra Señora". Evidentemente la denominación de Nostra Señora hace referencia a Asunción, ya que el día 15 de agosto de cada año se celebraba "dobla de Nostra Señora per la obreria". Ya en el racional de 1643 aparece una clara referencia a la existencia de la cofradía de la Asunción: "A 8 [de Setembre] fonch celebrada dobla de la nativitat de Nostra Señora per los clavaris de la confraria de la Asumptió". También la festividad del 15 de agosto aparece claramente especificada: "A 15 dobla y proffesió de la Assumptió de Nostra Señora per l'obrer Joan Requení". Esta costumbre habitual se celebró también en el día 8 de septiembre de 1657: "Dobla nativitat de Nostra Señora per los confrares de la Asumptió".

Otra de las actividades de la cofradía es el culto por las almas de los cofrades difuntos, que se hace frecuente a partir de 1619 con la celebración de dos aniversarios, tres en 1643, y cuatro en el año 1657.

Este aumento de los actos cultuales durante estos años nos habla de una consolidación de la cofradía. Sin embargo, a principios del siglo XVIII no tenemos ninguna noticia de su existencia. En la tasación de los derechos de visita pastoral del año 1724 tan solo nos aparece un "Plato y demanda de Nuestra Señora de la Asunción", con cuyas limosnas se costearían las citadas fiestas.

3.3.3- Cofradía de Nuestra Señora del Rosario

Según sabemos por sus estatutos, fue establecida en la parroquia de Torrent el día 2 de febrero del año 1606. Fue canónicamente fundada y erigida el 3 de octubre de 1621 mediante la expedición de un breve o bula por parte de los padres Dominicos. Los estatutos fueron otorgados ante el notario de Torrent Luis Andreu el 20 de abril de 1699.

El libro del racional del año 1616 también da testimonio de la existencia de la cofradía por aquellas fechas. Los días 3 de febrero, 26 de marzo, 12 de septiembre, y 3 de octubre "... fonch celebrat aniversari per les ànimes dels comfrares de Nostra Señora del Rosser". Tambíen exístían unos clavarios encargados de la celebración de determinados actos. De este modo, en el año 1616, "a 2 de octubre [es celebrà] dobla de Nostra Señora del Rosser per los clavaris".

Existieron unos primitivos estatutos vigentes hasta finales del siglo XIX, que no se han conservado. Por tanto lo poco que conocemos de la cofradía en estos primeros momentos proviene sobre todo del libro de la cofradía, y de los libros del racional de la parroquia. Gracias a la primera fuente sabemos que anualmente se elegían dos clavarios que eran los encargados de celebrar las fiestas y actos de culto, administrar las rentas de la cofradía, recoger limosnas de las cosechas, y de rendir cuentas al final de su clavaría. Entre las finalidades de la cofradía están el celebrar determinados actos de culto a la titular, asi como a las almas de los cofrades difuntos. El primer domingo del mes de Septiembre era costumbre que los fadrins celebraran una dobla en honor a la Nuestra Señora del Rosario. Y el primer domingo de octubre esta se celebraba por los clavaris. También la cofradía se encargaba de celebrar una dobla anual para honrar a su patrona, costumbre que se amplía con el tiempo, pues en el racional de 1657 quedan registradas doce doblas, oficiándose cada una durante los primeros días del mes. Hacia mediados del siglo XVIII se celebraba el primer domingo del mes de mayo una procesión general, precedida por una misa en la que solía predicar un franciscano, por cuyo sermón los clavarios pagaban cuatro libras. Esta costumbre continua manteniendose un siglo más tarde, pues en el racional de 1853 leemos que el día uno de mayo se celebró "...fiesta de Rosas con primeras y segundas vísperas, tercia, sermón, y procesión general por intención de D. Manuel Yborra, presbítero capiscol de esta yglesia, clavario mayor de la cofradía del Rosario".

Respecto al culto a los cofrades difuntos, todos los años se celebraban cuatro o cinco aniversarios votivos por sus almas.

Parece ser que los cofrades serían enterrados en el llamado carnero de la Nuestra Señora del Rosario, situado junto a esa capilla, pues gracias a los libros de defunciones conservados de finales del siglo XVIII sabemos que gran número de hombres y mujeres eran enterrados en este lugar.

Dada la importancia que tenía para esta cofradía el culto a las almas, el 14 de abril del año 1727 los clavarios Joseph Romeu e Ysidro Vasques, en nombre y con dinero de la cofradía, compraron a Miguel Barna un campo de dos hanegadas de tierra sita en la partida de Benisayet, en la huerta de Torrent, por el precio de 120 libras a carta de retroventa por un plazo de 18 años, mediante acto realizado ante en notario de Torrent Jayme Andreu. Según consta en esta escritura, las rentas de esta tierra, valoradas en seis libras anuales, se destinarían a la celebración de misas rezadas de 4 sueldos por los cofrades difuntos. El primer arrendamiento se realizó ante el mismo notario el dia 12 de junio del referido año, a favor de Vicente Barna, hijo de Miguel, por el tiempo de 8 años y a razón de seis libras anuales. La cofradía todavía tenía la propiedad del referido campo en el año 1807, ya que en el cabildo del clero celebrado el 2 de marzo "...se trató de las missas que se deven celebrar de la renta que produce el campo de la cofadría del Rosario de sus atrazos hasta el día de hoy, que pasando el síndico del clero a los clavarios y escrivano de dicha cofadría para el ajuste de cuentas de las sobredichas missas". Meses más tarde se vuelve a tratar este asunto, acordando el clero "...que el síndico de este cobre del clavario el arrendamiento del campo y paga del presente año, con la protesta de recobrar los atrazos vencidos, y así como haya fondo en dicha cofadría". Como es bien visible, la dificultad existente a principios del siglo XIX en la cobranza de rentas también afectaba a esta cofradía.

El otro hecho significativo lo constituye la construcción de una ermita en el Arrabal. Esta fue edificada entre los años 1751 y 1760 de las limosnas recogidas por todo el pueblo por la cofradía de la Virgen del Rosario, dirigidos por mosén Vicente Romeu, capellán de la parroquia de Torrent, quien fue enterrado en la ermita tras su fallecimiento en el año 1806. Se ubicó en el Arrabal (en el centro de la actual plaza del Maestro Giner) "...frente a la casa de Gaspar Miquel". No tenemos ninguna noticia que nos permita conocer detalles arquitectónicos o artísticos. Tan sólo sabemos por el libro de la cofradía del Rosario que había un retablo con una hornacina donde se alojaba la Virgen del Rosario, en el que esporádicamente se contabilizan algunos gastos. Resultan significativos algunos apuntes realizados en 1845, por los que la cofradía pagó a Benito Lleonart 2.400 reales "por corlar e imitar a dos mármoles blanco y sendroso el retablo de la Virgen María del Rosario, y otras tres cosas que se han hecho pertenecientes a dicho altar"; a Eugenio Gómez 410 reales "por el andamio, guarniciones, hacer el nincho, clavos, molduras, marcos, un cristal, y recortar otros"; y se gastaron 320 reales "por trescientos veinte azulejos para el piso de la capilla".

Este edificio servía como punto de reunión de los cofrades y fieles a la hora de realizar algún acto religioso. Según Isidro Miquel, ahí se congregaban todos los vecinos para asistir a la casa donde había algún difunto a rezar el santo Rosario durante su vela "...sin distinción de personas, aun cuando fuesen los más infelices pordioseros". También todos los domingos por la tarde salían los jóvenes a cantar el rosario públicamente, y en determinadas épocas salía por las mañanas el Rosario de la Aurora. En tiempo de cuaresma, los miércoles y viernes se acostumbraba a subir al antiguo calvario ubicado en el convento de Monte-Sión para rezar el Via Crucis, congregándose en la ermita desde la que subían en procesión cantando el Rosario. A la vez era utilizada como "punto de retiro para las imagenes y demás útiles que se usaban en las procesiones del santo Rosario".

La ermita comenzó a derribarse el 29 de octubre de 1868, cumpliendo la orden de la junta superior revolucionaria de la provincia de Valencia con fecha 16 del mismo mes y año, "...por convenir así al embellecimiento de la población".

3.3.4- Cofradía del Santísimo Sacramento

Una de las consecuencias más directas del ambiente de la contrarreforma es la exaltación del culto a la Eucaristía, como afianzamiento de una de las bases de la fe católica que negaba el protestantismo. Dentro de este ambiente se creó en la iglesia de Santa Maria Supra Minerva de Roma una cofradía con el mismo nombre. Su fundador fue el padre Stella, y fue aprobada por el papa Pablo III mediante la bula Dominus Noster Jesus Christus del 30 de noviembre de 1539. Rápidamente esta cofradía, propagada por los padres dominicos, se extendió por multitud de parroquias de la cristiandad.

Paralelamente se popularizó una función litúrgica denominada minerva, que consistía en la celebración de una misa solemne con exposición del Santísimo y procesión claustral al final de la misma, todos los terceros domingos de mes. Esta práctica se introduciría en la parroquia de Torrent hacía el segundo tercio del siglo XVII, pues las primeras noticias de estas celebraciones cultuales las encontramos en el racional de 1643. Llama la atención la pertenencia al estamento nobiliario de la gran mayoría de personas que sufragan estos actos de culto: dona Dorothea Matheu y Sans, don Agapito Salvador... En el racional de 1657 continuan estas prácticas con las mismas características. Sin embargo, las fuentes consultadas no nos aportan ninguna noticia que nos indique la existencia de una cofradía por aquellas fechas.

Las primeras referencias sobre la presencia de la cofradía aparecen en el documento de tasación de los derechos de la visita pastoral del año 1724, donde "por las cuentas de la cofadría del Santísimo Sacramento..." había que pagar una libra y 19 sueldos.

En 1853 este culto característico ha decaido bastante, ya que solo se celebra minerva con procesión tres veces en todo el año, acompañada de una hora con plática, todo ello "por intención de la cofradía Minerva". Además solían celebrarse con bastante frecuencia las horas con plática por la cofradía del Santísimo Sacramento o cofradía Minerva, haciendo estas invocaciones referencia a una única cofradía.

 

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