Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Capítulo III: Una Comunidad Comprometida con la Sociedad (Siglos XIX-XX)

 

III- OFICIOS PARROQUIALES REALIZADOS POR LAICOS

La merma de ingresos en concepto de culto, que durante la etapa barroca constituyó uno de los pilares básicos de economía de las parroquias, provocó también la desaparición de buen número de oficios relacionados con estas celebraciones. Unicamente continuaron el sacristán, los acólitos, el campanero, y el sochantre o capiscol.

El sacristán continuó realizando sus cometidos habituales de cuidado de la sacristía, y de la limpieza y mantenimiento de los altares y objetos de culto. En el año 1899 era sacristán Francisco Martínez, quien desempeñó el oficio hasta su fallecimiento en el año 1966. En una reseña aparecida en un periódico sobre los funerales celebrados en la parroquia de la Asunción por el fallecimiento del papa León XIII el 27 de julio de 1903 se felicita tanto al rector como al "joven cuanto inteligente sacristán de la misma D. Francisco Martínez, que en todas sus acciones procuran dar brillantez y solemnidad a los actos y cultos de esta parroquia". Este fue sustituido en el empleo por Alberto Verdet Simó, quien desempeñó este cargo hasta el año 1974.

Las funciones del campanero son las ya acostumbradas de tocar las campanas a las horas determinadas y de realizar los volteos en las grandes solemnidades. Para nada variaron durante esta etapa los toques establecidos por los sínodos del barroco. El libro de deliberaciones del clero parroquial nos indica que, además de los toques preceptivos, existía en la parroquia la costumbre de tocar todos los días treinta y tres golpes en memoria de los treinta y tres años en que vivió Jesucristo, tradición que decidió mantener el rector don Manuel Pavía:

"Había en esta parroquia en años anteriores la piadosa costumbre de tocar todos los días a las tres de la tarde siete golpes con la campana mayor, en memoria de los siete principales dolores de la santísima Virgen, y los viernes tocaban además treinta y tres golpes con la misma campana, en memoria de los treinta y tres años de la vida de Jesús. Cuando los fieles oían esto rezaban primero los dolores y después treinta y tres credos en reverencia de los treinta y tres años que vivió Jesús. Práctica tan devota y santa juzgué que no devía relegarse al olvido. Consulté con los compañeros, a todos pareció bien el que se restableciera esta devoción, y a seguida ordené que se hicieran de nuevo estos toques para que se practicara tan laudable costumbre y devoción".

En el año 1899 era campanero José Martinez Andreu. Hacia 1920 desempeñaba el oficio el tío Kico, quien vivía de forma permanete en un habitáculo de la torre campanario. Desde la década de los veinte hasta 1936 fue campanero Pascual Ros, en los años de la postguerra fue Matías Silla, y a partir de 1950 Emilio Llácer se encargó de tocar las campanas. En el año 1974 desapareció el oficio al ser electrificadas las campanas.

Los acólitos continuaban encargados del servicio del altar. En el año 1899 había un acólito mayor, José Fabiá, quien compaginaba su cargo con el de animero, además de cuatro acólitos menores. Su presencia continuó en las misas hasta la década de los sesenta. El sínodo de 1951 legisla sobre la obligatoriedad de que en todas las parroquias exista un grupo de acólitos o monaguillos, indicando que su hábito será la sotana y el sobrepelliz. Según este documento el párroco debe procurar que el grupo de monaguillos sea un semillero de vocaciones sacerdotales.

El capiscol o sochantre continuó ejerciendo sus funciones como encargado de dirigir el canto del oficio divino hasta 1936. En el año 1899 ocupaba este cargo Justo Casabán. Pero en el mes de octubre del mismo año este dejó la plaza al ser agraciado con el mismo empleo en la parroquia de san Martín Obispo de Valencia. Entonces el clero parroquial decidió que ocupara este empleo el presbítero don Agustín Palau, natural de Torrent, cuya decisión fue comunicada al ordinario diocesano, quien emitió resolución favorable el día cuatro de noviembre.

El ayuntamiento continuaba todavía hacia finales del siglo XIX desempeñando el patronato de la plaza de organista. En la reunión del clero parroquial celebrada el 22 de agosto de 1878 se leyó un oficio del ayuntamiento por el que éste proponía a José Benlloch Moreno como organista, para cubrir la vacante dejada por fallecimiento de Pascual Rius, aceptándose por unanimidad el nombramiento. Desde el año 1904 hasta 1935 desempeñó el cargo de organista el que hasta el momento era capellán evangelistero don Joaquín Vidal Andreu. En el año 1935 se encargó de tocar el órgano don Miguel Portolés Estívalis, siendo el último organista de la parroquia de Torrent, pues el instrumento fue destruido en julio de 1936.

 

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