Capítulo III: Una Comunidad Comprometida con la Sociedad (Siglos XIX-XX)

VI- EL CULTO Y LA RELIGIOSIDAD POPULAR

Las nuevas tendencias de espiritualidad surgidas en la Iglesia se manifestaron en numerosas asociaciones creadas a mediados del siglo XIX, que propagaban unas determinadas prácticas cultuales, muchas de las cuales arraigaron notablemente a nivel popular. Todas las prácticas espirituales del barroco -caridad, procesiones, participación de las indulgéncias-, encaminadas a lograr la salvación individual, continuaban celebrándose durante esta nueva etapa, aunque se experimenta a partir de ahora un cambio de mentalidad. La salvación no se obtendría por el mero hecho de prácticarlas individualmente, sino por la condición de hacer partícipes a los demás de estos medios para poder lograr la salvación. El apostolado seglar se hacía muy necesario en un momento en que la fe se encontraba erosionada por las nuevas ideologías, y se precisaba de un testimonio por parte de los laicos en todos los lugares de la sociedad.

Un hecho característico de este período es la militancia de los fieles en estas asociaciones que, además de participar en determinados actos de culto, traen consigo una labor de apostolado, entendido siempre como auxiliar de la jerarquía. Por ello, otra de las características es la militancia en estos movimientos de la Iglesia, que implica a sus militantes unas manifestaciones exteriores. Por otra parte se aprecia una continuidad en determinados actos de culto como las procesiones a los patronos, celebraciones litúrgicas, etc.

Trataremos de analizar como vivía el pueblo de Torrent la religiosidad, cuyas tendencias generales no se diferencian en cuanto apenas de las líneas generales de la Iglesia.