Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent
Área de Matrimonio y Familia: Equipos de Nuestra Señora. Pag. 4
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El equipo no es un fin en sí mismo: es un
medio al servicio de sus miembros que les permite:
- vivir tiempos fuertes de oración en común y
por separado;
- ayudarse eficazmente a caminar hacia el
Señor y a dar testimonio de Él.
En la vida de toda
comunidad cristiana, es posible distinguir esquemáticamente tres aspectos:
- Cristo: el equipo se vuelve hacia el
Padre para acoger su amor;
- En Cristo el equipo comparte ese
amor: "no son sino un solo corazón y una sola alma";
- Poseído por el Espíritu de Cristo, el equipo
envía a sus miembros al Mundo para revelar ese amor.
Ninguna pareja entra a los equipos por
presión, ninguna permanece en ellos obligada. A quienes pertenecen al
movimiento se les pide lealtad con las otras parejas, la práctica de la mística
y la de la pedagogía del mismo, como también que permanezcan activos y sean
fieles al Espíritu.
La reunión de equipo es la cumbre de la vida
de esta pequeña comunidad.
La reunión es un momento privilegiado para
compartir, en un ambiente de caridad y de amor fraterno. Un amor verdadero del
uno por el otro es exigente y no puede resultar de una actitud pasiva. Ese
compartir, de los unos con los otros, supone un clima de confianza mutua y de
discreción por parte de cada uno de los miembros del equipo.
El equipo se reúne cada mes en la casa de uno
de los hogares. Es muy importante que todos los miembros del equipo estén
presentes con el fin de favorecer la armonía y preservar la unidad del equipo.
La reunión se desarrolla en cinco partes
diferentes a cada una de las cuales se debe asignar un tiempo suficiente:
- la comida
- la oración en común
- la participación sobre los puntos
concretos de esfuerzo
- la puesta en común
- el intercambio sobre el tema de reflexión
El orden puede
variar de acuerdo a las necesidades de cada equipo.
·
La Comida
"Ellos partieron el pan en sus casas,
alimentándose con alegría y sencillez de corazón" (Ac 2,46)
La reunión comienza generalmente con la
comida. Es importante que sea sencilla, cada pareja puede aportar un plato, de
manera que todos participen y puedan ayudar a aquellos que no tienen ni el
tiempo ni los medios.
·
La Puesta en común
"Ante todo, amaos ardientemente los unos
a los otros, puesto que el amor borra un gran número de pecados". (1 P. 4,
8)
Este es un momento muy importante de la ayuda
mutua. Es un momento durante el cual las parejas hablan sobre los
acontecimientos más importantes después de la última reunión. Ponen en común
sus preocupaciones de la vida cotidiana, sus compromisos apostólicos, sus
alegrías, sus esperanzas y sus preocupaciones. No es otra cosa que la escucha
atenta de cada persona, una tras otra, y que crea un afecto auténtico y
estimulante de los unos con respecto a los otros. Corresponde al estado de vida
de los miembros del equipo que se reúnen.
·
La Oración comunitaria
"Jesús les contó una parábola para
mostrarles que debían orar todos los días sin descorazonarse" (Lc 18,1).
"La oración es el diálogo personal del
individuo y de la comunidad con Dios".
(Agenda del Papa
Juan Pablo JI para el tercer milenio)
La oración es un elemento esencial de la vida
de cada equipo. Es el centro y la cumbre de la reunión, y muchas veces puede
tomar la forma de una Eucaristía una vez obtenida la autorización
correspondiente, donde sea necesaria.
La oración comienza con la lectura lenta y en
voz alta de un texto de las Escrituras seguida de un tiempo de silencio para
acoger interiormente y meditar la Palabra del Señor. En seguida, cada uno
expresa su opinión sobre el texto bajo la forma de una oración compartida. Es
Dios quien nos habla a través de la voz de nuestros hermanos. El silencio
después de cada meditación también es una oración. Vivimos entonces la escucha
de la Palabra en y por medio de la pequeña "eccíesiola" que forma el
equipo.
Los equipistas presentan luego sus intenciones
con el fin de que todos puedan unirse, para dar gracias, para pedir luz,
fuerza, perdón o intercesión.
La oración termina con una oración litúrgica,
un Padre Nuestro, el Magnificat, o un canto, etc.
·
La participación sobre los puntos concretos de esfuerzo
"Con un corazón puro, amaos los unos a
los otros, sin desfallecer" (1 P. 1,22)
Este compartir es el momento fuerte de ayuda
mutua espiritual. Esta mutua toma a cargo se puede hacer siguiendo las tres
actitudes:
- búsqueda asidua de la voluntad de Dios;
- búsqueda de la verdad sobre nosotros mismos;
- experiencia del encuentro y de la
comunión (la participación).
Concretamente cada
equipista es invitado a compartir su vivencia de los Puntos Concretos de
Esfuerzo durante el mes transcurrido.
Este compartir de los Puntos Concretos de
Esfuerzo no es un examen de conciencia, ni una verificación de los éxitos o
fracasos, sino un repaso de los esfuerzos que se necesitan para progresar en la
vida espiritual.
En un equipo, cada uno se encuentra en un
estado diferente de su vida espiritual, y evoluciona a su propio ritmo. Es
esencial aceptar esta diversidad con el fin de que todos puedan expresarse
libremente y en confianza. Las
experiencias, los progresos o las dificultades pueden ayudar a los demás a
seguir su camino en la fe.
La participación sobre los Puntos Concretos de
Esfuerzo sigue a la oración comunitaria para mantener el ambiente.
·
Intercambio sobre el tema de reflexión (estudio)
Es muy importante para cada pareja cristiana
que refuerce y profundice su conocimiento de la fe. Este es el objetivo del
tema de reflexión.
Los temas de reflexión requieren una actividad
no solamente intelectual, sino también espiritual - animada por el Espíritu Santo - en
el estudio personal, en los diálogos en pareja antes de la reunión, en el
intercambio con el equipo. Ellos permiten que durante la reunión se expresen
diferentes tipos de reflexiones que deben ayudar a profundizar en la fe y a
repercutir en la vida de cada uno. Estos intercambios son una ocasión para que
los equipistas se desarrollen y formen su conciencia personal.
La reunión puede
terminar con el rezo del Magnificat, que es la oración adoptada por el
Movimiento y que los equipista se comprometen a rezar todos los días en
comunión con los miembros de los Equipos de todo el mundo.
LA VIDA DE EQUIPO POR FUERA
DE LA REUNIÓN MENSUAL.
La vida del equipo no se limita a la reunión
mensual. La oración, en unión con los otros miembros del equipo y por sus
intenciones, el diálogo, el compartir y la ayuda mutua (espiritual y material)
deben continuar a lo largo del mes, por iniciativa de cada equipo.
El responsable debe
velar porque esto se cumpla.
Es importante que los niños de las parejas del
equipo se beneficien de la amistad profunda que caracteriza a un equipo de
Nuestro Señora y que, además de la reunión mensual, se sientan vinculados al
equipo como a una gran familia.
La última reunión del año que hace el equipo
es una reunión balance. Esta ofrece al equipo la oportunidad de reflexionar con
franqueza y dentro el espíritu cristiano, sobre el estado en que se encuentra,
sobre su trayectoria, sobre el progreso en el transcurso del año que pasó y
sobre la preparación para el año que viene.
No podemos olvidar que lo esencial es buscar
la voluntad de Dios sobre la pareja y a través del equipo y discernir sobre su
llamado a vivir más auténticamente el amor de ágape que es el alma de toda
comunidad cristiana.
De tiempo en tiempo, los equipistas son
invitados a renovar su compromiso de observar fielmente el espíritu y los
métodos del movimiento. Esto se hace en una ceremonia simple que puede tener
lugar durante el curso de una reunión del equipo u durante uno de los eventos
del sector o de la región.
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