Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Area de Jóvenes: Ejercicios Espirituales 2003-04

 

1. Me tomo mi tiempo para entrar en la oración

 

· Cuido lo exterior: lugar, postura, silencio...

 

· Cuido lo interior: serenarse, reconducir la atención, percibir los sentimientos del momento, despertar los deseos, abandonar mis tentativas de controlar la oración...

 

· Comenzando... en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

 

2. Pasos en la oración

 

· Primer paso: Las mujeres despavoridas (Lc.24,1-12)

 

· Segundo paso: Los de Emaús ciegos (Lc.24,13-35)

 

· Tercer paso: Los discípulos incrédulos (Lc.24,36-49)

 

En los tres pasos se nos pide lo mismo: ver, oír, mirar.

 

Ver las personas”: El misterio de Dios se manifiesta fundamentalmente a través de personas, no de cosas ni de ideas...

 

“Oír lo que hablan”:: Las palabras sirven de puerta para captar el fondo de la escena, (ejemplo: imaginar una película sin sonido...).

 

“Mirar lo que hacen”: Y las acciones, (no sólo lo que hacen, sino lo que les pasa, las reacciones, las intenciones, las consecuencias, etc), expresan tanto lo más externo como lo más interno de cada uno, también de Dios.

 

En tu oración... dedica un tiempo a conectar con tu respiración. A partir de ella, Dios te espera en la profundidad de ti mismo. Él se ha encarnado para hacernos vivir su vida y tú puedes sentirle en el último fruto de esa corriente que, saliendo de Dios, se extiende a millones de seres humanos. Este río de vida que viene de Dios es tu vínculo con él y si te entregas a ese movimiento a contracorriente, puedes remontar el río de la vida y retornar al que es el Origen de todas las cosas. Trata de ser todo atención a la vida que hay en ti, a ese brotar que te hace poseer ya en la corriente, el frescor de la fuente.

 

Deja resonar en tu interior las palabras de Jesús Resucitado que sopla sobre ti y te dice: “Recibe mi aliento”. Siente que es su vida misma la que fluye en ti, la que te hace vivir y respirar.

 

Imagina tu vida como un ir “dando aliento” a otros, pide al Señor con toda tu alma que ese sea tu deseo dominante, deja espacio en tu corazón al hambre y la sed de justicia, esa pasión que habita la interioridad de Jesús y déjate contagiar por esa “respiración” suya que le hacía buscar por encima de todo al Padre y la justicia de su Reino.

 

3. Me doy un tiempo para darme cuenta de lo que ha pasado

 

Termino con un Padre Nuestro

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo

 

 

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