Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Diferentes para Amar

¿Cómo vivir la diferencia?

Primero, con realismo. Hay diferencias: no son rígidas, cierto, tienen matices según la personalidad de cada uno, pero haberlas, las hay. Se es hombre o mujer en todo el ser y no solamente en el cuerpo. Cada una de nuestras células, sin excepción, contiene el cromosoma masculino o el femenino. Así pues, todo nuestro ser es sexuado.

En general, las mujeres tienen una inteligencia y una percepción de las cosas y de las situaciones más intuitiva que los hombres. También son más imaginativas. Normalmente los hombres tienen más facilidad para el razonamiento o, en todo caso, es más difícil que se dejen llevar por la imaginación.

Tomemos otro ejemplo, las mujeres tienen una afectividad, una sensibilidad y también una imaginación que determinan su forma de entender el amor. Para ellas, el físico es secundario. Por el contrario, para el hombre primero es todo lo físico y después la sensibilidad pero de forma menos inmediata.

Entonces, ¿cómo vivir la diferencia?

Precisemos. En primer lugar, es necesario ser conscientes de que la diferencia existe y de que se debe respetar. ¡Cuántas chicas no son en absoluto conscientes de que con su forma de vestir pueden perturbar a los chicos! Sin tener que ponerse un saco, se debe cuidar el vestir. No es obligatorio seguir la moda a rajatabla.

¡Y cuántos chicos no se dan cuenta de que los piropos que lanzan, sin pensar, pueden hacer que ciertas chicas se imaginen y se crean cosas como: “¡Creo que le gusto, hasta ha venido a sentarse a mi lado!”

 

1-     ¿Descubrimos que somos diferentes hombres y mujeres? ¿En qué cosas?

2-     ¿En que se nos nota que somos Hombre o mujeres? ¿Solo en los genitales?

 

La diferencia : Un don divino

En un plano más profundo, se debe interpretar la diferencia entre hombre y mujer como un don divino. Estamos hechos para conocernos, para amarnos. Para ayudarnos y apoyarnos mutuamente.

Es necesario educarnos en esta diferencia. Desarrollar nuestras cualidades propias para servir mejor a los demás está en nuestras manos. Es difícil, pero, ¿acaso no conocemos todos a algún chico/a que, por su comportamiento, su mirada, por lo que es, infunde un respeto amigable y nos transmite ganas de ser más generosos, sin ser, por tanto, “moralistas”?

 

1- ¿Nos ayudan las diferencias, o nos impiden acercarnos? ¿en que sí y en qué no?

 

 ¿Por qué el? ¿Por qué ella?

Cuando vemos a dos personas que parecen amarse profundamente a menudo nos decimos que, después de todo, es normal porque se parecen o porque les gustan las mismas cosas o porque han estudiado juntos, etc. En otras palabras, parece que se pueda explicar el amor entre dos seres por este o aquel vínculo que les acerca o por una razón determinada (“la quiero porque es bonita” o “lo que me gusta es su sentido del humor ”, o bien, “tiene buen corazón”, “nos complementamos tan bien”, etc.)

No obstante, esta aparente explicación no da respuestas a nada; hay muchas otras personas con buen corazón o buen humor o que son guapas...

De hecho, el amor tiene una parte de misterio, un misterio que afortunadamente es imposible de explicar o de crear voluntariamente o de prever. La razón es que el amor tiene que ver con la parte más profunda de nuestra persona, con la más individual.

Un amor auténtico puede “utilizar” las cualidades del otro/a (su humor, su apariencia, las cualidades de su corazón... ) para que las dos personas crezcan y se acerquen pero también para asumir los defectos y limitaciones humanas. La capacidad del amor para ir más allá de la seducción es, por otra parte, un buena forma de probar la profundidad de la relación que, misteriosamente, depende de la propia persona.

Entonces: ¿Por qué él?, ¿por qué ella? La única “explicación” verdadera es responder como Montaigne cuando le preguntaron sobre su amistad con La Boétie: “porque es él, porque soy yo”.

 

 ¿Sólo hay una persona “hecha” para mí?

La pregunta es, a la vez, un sueño y una inquietud. La persona con quien estoy, ¿estará realmente hecha para mí?, ¿existe la persona de mis sueños? Y si existe, ¿cómo voy a reconocerla?

Estas cuestiones son casi inevitables. Cuanto más conocemos al otro, más cualidades descubrimos en él, pero también más defectos. Nos damos cuenta, también, de que se trata de un compromiso absoluto, definitivo ¿Y si me estuviese equivocando?, ¿y si no fuera él o ella?, ¿y si le hago daño?

Tenemos tendencia a imaginarnos al hombre o a la mujer ideal: debe ser así, tener tal aspecto y tal carácter y, sobretodo, ¡no debe ser así ni asá! Muchas veces, en lugar de aceptar al otro tal como es o aprender a conocerlo, buscamos en él/ella el ideal que nos hemos imaginado.

Para darse cuenta de que se está hecho el uno para el otro hay que darse tiempo para conocerse bien: compartir lo más profundo de nuestro corazón, aceptar que el otro sea diferente, etc. También es bueno plantearse juntos ciertas cuestiones: ¿seremos capaces de superar la rutina de la vida cotidiana?, ¿podremos afrontar juntos los grandes problemas de la vida?, ¿nos amaremos lo suficiente para soportar nuestros defectos?.

Sólo si somos conscientes de todo esto, podremos elegir con total libertad y decir: sí, es con él o con ella con quien quiero pasar mi vida, tener hijos, crear una familia. Sólo entonces la elección de nuestra pareja, que supone un compromiso total y definitivo, se realizará con la confianza y esperanza necesaria.

Sin embargo, a veces hay que saber cortar una relación si se llega a la conclusión de que no se está hecho el uno para el otro, de que no se podrán superar las diferencias sociales, culturales, de edad, de caracteres o si no se aceptan las limitaciones del otro, etc. No se puede dar el paso del noviazgo. Pronunciar el “salimos juntos” es una decisión que afecta mucho, más de lo que nos pensamos y que ha hecho y hará daño a quien no lo viva desde un compromiso más allá del “esta bueno/a”, “tiene buen rollo”, “me lo paso bien con él/ella”, una relación así tardará poco en deshacerse y crear en el otro una sensación de haber sido utilizado que poco a poco incapacita para amar y dejarse amar.

 

1-     ¿Qué es para ti ser novios?

2-     ¿Conoces alguien que haya sufrido por una decepción en el amor? ¿por qué ha ocurrido?.

3-     ¿Crees que si el noviazgo no es algo más que “amigos con derecho a roce” al final uno de los dos termina sufriendo?

 

 

 

 

Salimos juntos ¿Cuáles son los límites?

Sentirnos atraídos hacia otra persona puede ser una experiencia maravillosa, embriagadora. Cuando estamos con la otra persona sentimos una ternura que hace que nuestro corazón y nuestro cuerpo se estremezcan.

Este placer experimentado por la proximidad de alguien provoca el deseo de vivirlo aún más intensamente, de ir más lejos en la relación.

Ahora bien, darse la mano, besarse y tocarse ya es mucho. Todos estas muestras de cariño, de amor, nos comprometen el uno al otro. Nadie es de piedra, sean cuáles sean los sentimientos que se tengan.

Por eso, es importante preguntarse si los dos interpretan estas muestras de cariño de la misma forma : ¿es amor?, ¿simple placer ?, ¿necesidad de cariño?, ¿no nos comprometerán estos actos más de lo que creemos? Si hemos demostrado nuestro amor, si nos hemos entregado el uno al otro, ¿podemos saber aún verdaderamente y con claridad cuáles son nuestros sentimientos?

Esta relación de cariño es distinta de la que se vive en el matrimonio, donde la entrega total del cuerpo se convierte en un compromiso definitivo. Para vivirla de la mejor manera posible debemos fijarnos en la sensibilidad del otro, en como reacciona y aprender a dominarnos.

Podemos tener la tentación, sobretodo si nos conocemos desde hace mucho, de demostrar nuestro cariño de una forma más íntima. Pero debemos preguntarnos qué es lo que nos impulsa a hacerlo ¿nuestro cariño o lo que desea del otro?

 

A pesar de que en nuestra sociedad la publicidad repita sin cesar las palabras “instantáneo” e “inmediatamente” y de que queramos tenerlo “todo y ahora”, debéis tener en cuenta que se precisa tiempo para construir una relación interpersonal entre marido y esposa y que la prueba del amor es el compromiso duradero.

(Juan Pablo II a los jóvenes de las Islas Mauricio, 15 de octubre de 1989)

 

1-     ¿Cómo demostramos normalmente nuestro cariño?.

2-     Las formas de demostrar nuestro cariño, realmente ¿qué buscan?.

3-     ¿Amamos o utilizamos?.

4-     Nuestros gestos son realmente signos de lo que sentimos, si vemos por la calle a un desconocido no le damos un abrazo, o si vemos a un primo al que queremos no le saludamos de cualquier manera... los signos corporales transmiten una realidad de amor para con el otro, de compromiso, ¿cómo vives tú eso en tus relaciones?

 

Citas

 

-         Génesis 2, 18-24

-         En esta cita Dios descubre que al hombre no le llena nada del paraíso, necesita alguien como él, con su misma dignidad, alguien con quien compartir, a quien amar... y por eso crea a la mujer igual que al hombre, de su mismo cuerpo. No existe diferencias, venimos de la misma creación, y somos la respuesta el uno para el otro.

-         1 Corintios 12, 31-13,8

-         El amor es la razón d ela vida, nada tiene sentido fuera de él.

-         Colosenses 3, 12-17

-         En esta cita s econcreta como debe ser el amor.

 

 

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