Parroquia Asunción de Nuestra
Señora de Torrent
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Área de Liturgia: Oraciones 2002-03: Ciclo B - Domingo de Pentecostés
Domingo de Pentecostés
MONITOR
Celebraremos el domingo la fiesta del gran desconocido, del nada valorado, del
olvidado, menospreciado y ninguneado ESPÍRITU SANTO. Y a pesar de esto, es el
que posibilita todo lo que creemos, celebramos y vivimos...”ninguno es capaz de
decir ni “Jesús” sin la ayuda del Espíritu”, ni podríamos ser comunidad “Hay
diversidad de dones pero un mismo Espíritu que se manifiesta para el bien
común”. Por esto al comenzar la oración de esta noche, queremos pedir fe para
creer en el Espíritu santo, no en la palomita, sino en el ser personal que se
nos confío por el Bautismo y la confirmación y que en medio de mi pecado, toca
mi corazón y convierte mi cobardía en testimonio, mi rutina en ilusión, mi
tristeza en alegría y mi poca fe en algo grande que me ilusiona y da sentido a
todo
CANTO
LECTURA DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2,1-11.
Todos los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente un ruido
del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose
encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en
lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la
tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque
cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos
preguntaban: -¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es
que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay
partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el
Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que
limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos;
también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de
Dios en nuestra propia lengua.
Palabra de Dios.
ORACIÓN
(Repetimos la frase que má snos ayude y al final rezamos la oración todos
juntos.)
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre don,
en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro
trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta
en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del
hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu
aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde
calor de vida en el
hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.
PADRE NUESTRO
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