Parroquia Asunción de Nuestra Señora de Torrent

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Área de Liturgia: Oraciones 2002-03: Ciclo B - Domingo XVI del Tiempo Ordinario

 

COMENTARIO

OVEJAS SIN PASTOR
(16º Domingo ordinario -B-, 20 de julio de 2003)

La vuelta de los apóstoles.

        Al volver los apóstoles de su primera misión, a la que fueron enviados por Jesús, tal como leíamos el domingo pasado, el Señor escuchó el relato de sus primeras experiencias evangelizadoras y los invitó a un periodo de retiro, descanso y reflexión en un lugar apartado. Podemos imaginar la ilusión con que prepararían ese viaje y la alegría con que se embarcarían: ¡unos días solos con Jesús!, una experiencia que todos hubiéramos querido disfrutar.

        Era como un premio por la misión realizada; Jesús tuvo así con sus amigos y colaboradores un gesto que manifestaba su delicadeza humana. Este descanso que ofrece Jesús es una muestra del reposo sin fin que nos promete a todos los que le seguimos, que no será una especie de “sueño eterno”, sino de un festivo descanso sabático en el definitivo “día del Señor”; así dice san Pablo: Y allí estaremos siempre junto al Señor (1 Tes 4, 17).

        Pero la realidad se impuso en la forma de aquellas muchedumbres que los habían seguido caminando por la orilla del lago, fatigadas, sin provisiones y ansiosas de escuchar al Maestro.

        Aquellas gentes inspiraban lástima, porque eran como ovejas sin pastor (Mc 6, 34), habían perdido la confianza en sus jefes y maestros tradicionales y estaban siendo agitados por los que quería llevarlos a la revuelta contra los romanos. Sólo Jesús podía volver a orientar a aquellos despreciados galileos y reunirlos en un solo pueblo con los odiados gentiles y los orgullosos judíos, derribando con su carne el muro que los separaba, el odio (Ef 2, 14; Segunda lectura).

        ¡Adiós vacaciones! Hubo que cambiar los planes, y Jesús se puso a enseñarles con calma (v. 34). Jesús se encontró entre dos opciones, la de premiar y atender a los de cerca o la de atender a los necesitados, y la decisión fue inmediata; la compasión venció a la amistad personal. El Señor no perdió la paciencia, aunque seguramente tuvo que tranquilizar a los decepcionados apóstoles, porque él era el verdadero Buen Pastor, conforme al modelo profetizado por Ezequiel y Jeremías (Primera lectura), así como en el Salmo responsorial 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.

        Este pasaje de Marcos forma una unidad con el relato de la multiplicación de los panes y los peces que leeremos el próximo domingo. Jesús se ocupa del pan del espíritu y el pan de los cuerpos, pues Él busca nuestra salvación integral y eterna; estando con nuestro Buen Pastor, nada nos falta.

Las enseñanzas ¿perdidas? de Jesús.

        Desgraciadamente en los evangelios no conservamos más que algunos fragmentos de estas largas enseñanzas de Jesús; gran parte de ellas debieron sobrevivir en la doctrina y las normas que dieron los apóstoles, pero , sobre todo, conservamos su ejemplo imperecedero que debe permanecer en la Iglesia: porque los cristianos conscientes, pastores y laicos, debemos estar dispuestos a renunciar aún a lo más legítimo, como es el descanso merecido, para atender con calma a los pobres en el cuerpo o en el espíritu, nuevas ovejas sin pastor, desorientadas y angustiadas que muchas veces no saben a quien acogerse o cómo expresar correctamente su necesidad.

Vacaciones con Jesús.

        La invitación de Jesús a descansar con él es muy oportuna en estas fechas en que cada cual está disfrutando o preparando sus vacaciones. El descanso es una necesidad que el mismo Jesús quiso procurar a sus discípulos, pero no debe significar un alejamiento del Señor. A donde vayamos, allí estará la palabra y la mesa del Buen Pastor.

Jaime Sancho Andreu

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