Parroquia Asunción de Nuestra
Señora de Torrent
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Área de Liturgia: Oraciones 2004-05: Domingo 24 Octubre
Semana XXX del tiempo ORDINARIO
Buenas noches. Con la oración semanal llega el momento de parar nuestro frenético día a día y detenerse para orar como Movimiento de Jóvenes, como comunidad y como Iglesia Universal. Pero, ésta no puede ser una oración más, porque habla de sí misma, del propio sentido de la oración. Descubramos, de la mano del evangelio, cómo quiso Jesús que oráramos, siempre desde la humildad.
«En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo.”
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:“¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
¿Qué dice la Palabra de Dios?
La parábola habla por sí misma. Pero, la habremos escuchado tantas veces que es posible que, al oírla hoy de nuevo, nos resbale un poco y nos quedemos en la anécdota sin reflexionarla en nosotros mismos, seríamos reflejo vivo de la actitud del fariseo.
La clave del texto es algo ya sabido: el fariseo (desde su estricta posición ante la ley) se queda en lo exterior de su religiosidad y la vive con autosuficiencia, mientras que el publicano (desde su pecado y vergüenza ante Dios) es quien realmente abre su corazón y asume con responsabilidad su ser cristiano.
Esta lectura, que sólo aparece en el evangelio de San Lucas, sirve junto a la parábola del juez y la viuda de referente sobre el significado profundo de la oración: encuentro cara a cara y humilde con el Señor y no mediante una palabra y actitud vacía.
ü Reflexiona la lectura: ¿Realmente te encuentras con Dios en actitud sincera y de servicio?
ü Piensa en tu vida pastoral: ¿A poco que te olvides, no sale espontáneamente en ti el típico fariseo que piensa que hay gente que se comporta peor que ti o sobre valoras lo que haces en la parroquia?
ü Mira en tu interior: La humildad se cosecha más y mejor con aquello que más nos cuesta. ¿Miro a Dios pensando que aun me queda mucho por andar o creyendo que tengo todo cumplido?
Si vivo mi fe como un simple código de normas… ...soy fariseo
Si me siento sostenidos por la mano de Dios... ...soy publicano
Si saco mis medallas al mérito... ...soy fariseo
Si busco en el trasfondo de todo lo que he realizado a Dios... ...soy publicano
Si me siento el mejor y el auténtico... ...soy fariseo
Si intento vivir y pensar en Dios sin comparaciones... …soy publicano
Si me considero el inigualable amigo... ...soy fariseo
Si creo que aun queda trabajo por desarrollar... …soy publicano
Canto final “Yo sólo no puedo”
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